ZAMBA DE EL RODEO
Zamba
Letra y Música de
Pedro Guillermo Villarroel
Editorial Musical EDIFON
Peermusic Argentina

I

Verde tu valle y azul
cielo del Rodeo que vuelvo a mirar,
se oye en tus ríos la voz
crecida en las noches de mi añorar.

Digo en tu nombre la flor
el rumor del agua, la luz, el color,
nogal y sauce llorón
y tu luna llena, preludio de amor.

Mire que es lindo cantar
al valle que supo del primer amor,
del Rodeo soy,
al Rodeo voy
y al llegar será libre el corazón.
Alma de río que va
Lara lara lai lara lara la.

II

Siembra tus noches de amor
serenata al aire pulsando el andar
de un guitarrero cantor
desvelado y sólo buscando un mirar.

Y si no vuelvo sabrás
que de tus veranos no me he de olvidar;
enamorado se va
quien en tus senderos aprendió a soñar.

Mire que es lindo cantar
al valle que supo del primer amor,
del Rodeo soy,
al Rodeo voy
y al llegar será libre el corazón.
Alma de río que va
Lara lara lai lara lara la.


El Rodeo ha sido el lugar del más antiguo recuerdo de mi infancia y de mis padres, que me llevaron allí cuando tenía tres años. También sería el lugar -20 años después- de los comienzos de un amor que sigue y del que vendrían hijas y, a su turno, nietos que ahí vivieron sus primeros veranos y que no han dejado de volver a nuestra vieja casa, heredada de mis padres.
Algo queda de aquel pueblito de mis primeros recuerdos (el de fines de los años treinta y principio de los cuarenta) que no tenía asfalto ni servicios públicos de alumbrado y agua corriente, ni turistas propiamente dichos, pero que recorría por callecitas y senderos apacibles, se iluminaba discretamente a la noche con faroles que “a la oración” comenzaban a encenderse en las casas, y repartía sus aguas rumorosas de ríos, vertientes y acequias que alcanzaban y sobraban para los pobladores permanentes y para los que nos agregábamos como buenos y cordiales vecinos durante los cabales tres meses que duraban las vacaciones. Ese algo que queda del pueblito puede entreverse todavía en ciertos parajes apartados de la actual villa turística, pero mucho más podemos sentirlo quienes hemos sido plenamente dichosos, sabiéndolo o no, en aquellos tiempos de niñez y juventud.
Una tarde, ensayando acordes en mi casa de El Rodeo, fueron saliendo la melodía y la letra elementales de la zamba. Bastante tiempo después, entre amigos de mucha confianza, cuando ya se nos agotaban nuestros modestos “repertorios” en una guitarreada casi a oscuras y bastante “regada”, me animé a cantarla, hace más de 40 años. Seguramente por las circunstancias y porque tenía de El Rodeo parecidas vivencias, a la rueda le resultó simpática. De ahí en más, la cantan amigos como el “Chango” (Carlos) Macedo, Arturo Castro, Luis Segura, Guillermo Zavaleta, los hermanos Navarro de El Rodeo, que no son músicos profesionales ni han hecho grabaciones comerciales. Y de vez en cuando, todavía, se deja oír entre los que anduvieron o andan por El Rodeo.
Pedro Villarroel
 

Tonito Rodríguez Villar.

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