¿Y la cincha?
Milonga
 
Enlazo, ato, cepillo,
y ya comienza el ritual
de la relacion cabal
que llevo con mi tordillo.
Pingo que yo solo ensillo
en tardes, en madrugadas
da todo sin pedir nada
como mi recao pobrón
así es mi pingo: gauchón
de la presilla a la armada.

Cabezada, freno, riendas,
en vez de bozal, fiador,
pa mi, liviano y mejor
(y describo pa que entiendas),
más cómodo pa’l que enrienda
llevar un cabresto al pecho;
yo que tanto viaje he hecho
he elegido esa manera
con que encuentro primaveras
en el medio de un repecho.


De joven fue escarceador,
pero uno lo corregía
y un bajador le ponía
de un cuerito de mi flor.
Otro defecto peor
era no ir pa’l lao del lazo
yo con paciencia, y al paso
de freno a cincha, riendilla,...
dos, tres veces,  que así ensillan
y salen estos pingazos.












Una sudadera suave
que en el norte es la bajera
da una ventaja certera
y para ensillar la clave.
El se distrae por un ave
y mandil, matra y carona
le acomoda esta persona
y ya bastos y encimera
que esa es la forma campera
de ensillar en esta zona.

Llevo como buen campero
a la grupa, en la encimera,
un par de bolas potreras
en mi recado que quiero.
Par de estribos arequeros
de hueso, pa’ que interprete,
con ellos no existe brete
pues yo siempre que he estribado
sé que jamas he charqueado
sobre el lomo de mi flete.

Tengo un cojinillo moro,
de carpincho un  sobrepuesto
que con un pegual bien puesto
yo ajusto sin un demoro.
Este es todito el tesoro
sobre el lomo del bagual
y si no les sienta mal
que acabe como empezara
esta relación tan rara
a la que llamo ritual.

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