PLAZA AÑORANZAS

De: Hector Yocca Acuña
(Febrero 1999)

Del milenario Dulce, y unido a su ribera,
a la margen derecha del longevo caudal, 
como un clarin de alerta, celoso centinela, 
emerge su figura de estirpe señorial.

De su ventral costado, y en preludios sonoros, 
explotan los arpegios en coro nocturnal, 
y ardientes pachamamas le danzan asombradas, 
y duendes, en conjuro, le ensayan madrigal.

Cual templo de Vesta, de helénicas figuras, 
el gran proscenio, en rito, remedando el portal, 
atesora en sus muros, plateas y rincones, 
los dioses de la danza en su fuego ritual.

La centenaria madre, guardiana de la raza, 
contempla alborozada la obra colosal, 
y amasando pasados de gloria y recuerdos 
prodiga ya el abrazo, sincero...Fraternal...

Y en raro sortilegio renacerán estampas, 
resucitando el alma de todo lo ancestral, 
enarbolando, enhiesta, cual añosas tacuaras, 
la gloria de una raza, con fuego intemporal...

Salud Santiago, cuna de bardos y cantores! 
Gerez, con su Añoranzas, te hereda un madrigal,
y el dueño de las mieses, con caliz de alegrías, 
derrama a manos llenas su gracia celestial.

¡Salud, Plaza Añoranzas, posada de los sueños!
¡Salud, templo y refugio del arte nacional...!

Hector Yocca Acuña
Febrero 1999

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