CARPINTERO DEL ALMA - Chamamé
Letra: Ángel L. Maldonado
Música: Dante H. Jaurena

I
Amasaste entre tus manos un puñado de viruta
y tus brazos dolientes al tablón le fueron dando
ilusiones y sueños y una sola esperanza.
Carpintero te nombro, soy del árbol tu rama.

Los años no me enseñaron las virtudes de tu oficio,
pero aquel mocoso inquieto que maduró a tu lado,
de la mano de aquel duende que vigilaba mis pasos,
construyó con alegría los juguetes más deseados.

Estribillo
Levantaste una familia,
arquitecto de las tablas,
cual Noé cumpió el mandato
fabricando aquella barca;
mientras tanto la paciencia
de mi madre te aguardaba
para brindarte cariño
al final de la jornada.

Hoy descansas a la sombra
de aquel árbol que no es tabla;
tu memoria traviesa
te acompaña, te habla,
rescatando recuerdos,
avivando esperanzas
y el rum-rum de las máquinas,
ya de viejas, calladas.

II
El taller silencioso te convoca, te llama,
lo caminas despacio con mirada cansada,
pero sigues sintiendo juventud bien ganada
por trabajo, por sueños, carpintero del alma.

Este tiempo de viejo rememora tu estampa:
mameluco y martillo, garlopín y tenaza.
Y aquel árbol dormido despertó una mañana,
convirtiéndose en mueble, carpintero del alma.

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