A mí me piden que cante
Milonga

 
A mí me piden que cante
y hacerme rogar no puedo
si me llego a equivocar
tiemplo y empiezo de nuevo.

Vos sos mi lindo fiador
con que mi pingo adornaba
y aquel pretal que brillaba
por ser de plata un primor.
La rastra y el tirador
que tantos han codiciao
y aquel pañuelo bordao
que guardo como un tesoro,
el rebenque cabo de oro
con mi apellido grabao.

Vos sosa mi lazo sencillo
que a mi modo trencé yo,
lazo que nunca cortó
los tirones de un novillo.
Sos el blando cojinillo
de lana de cuarta vara,
y el cinchón que sujetara
pilchas, bastos y caronas
y las espuelas lloronas
que el paisanaje envidiaba.

Vos sos mi poncho franjeao
con quien tanto me lucía,
poncho que sólo tejía
aquel pampa ya olvidao.
Sos el campo perfumao
donde corrió mi existencia,
sos la delicada esencia
de los criollos trebolares,
de los primeros cantares
que levanté en mi querencia.


Señores voy a dejarlos
voy a echar la despedida
porque la fruta madura
no dura toda la vida.
No dura toda la vida
y así decía un hortelano,
no por mucho madrugar
se amanece más temprano,
que primero hay que perderse
pa’ llegar a ser baqueano.

Salga el sol, salga la lona,
salga la estrella de oriente,
pa’ escribir con letras de oro,
vivan todos los presentes.

Del fuego nace la brasa,
de la brasa la ceniza,
yo soy....Puyeta Videla
por si alguno me precisa.

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