Nuestra Señora del Rosario
Antigua devoción en el Norte

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Origen

La devoción a Nuestra Señora del Rosario se remonta hacia el año 1571 con la Batalla de Lepanto. Ante el avance de los turcos a la Europa Cristiana, el Papa Pío V, que pertenecía a la orden de Santo Domingo, pidió el rezo del Rosario para obtener el triunfo cristiano, lográndolo y atribuyéndole el mismo, a la intercesión de la Virgen María. Esto lo llevó a instituir oficialmente la fiesta de Nuestra Señora del Rosario el día 7 de octubre.
El Papa Clemente XI extenderá esta fiesta a toda la Iglesia Universal en 1716, y León XIII en el siglo XIX va otorgarle mayor rango litúrgico a esta devoción. Finalmente durante el pontificado de San Pío X (siglo XX) quedó establecida definitivamente esta fiesta.
Bajo el título de Nuestra Señora del Rosario, se encuentran los templos pertenecientes a la Orden Dominicana, llegando también a serlo en algunas Diócesis y provincias de nuestra patria además, en numerosas parroquias y Capillas; tomando un matiz distinto, y por ende se la denomina o se le agrega a esta advocación otro “título”.-

Los “títulos” en las provincias

Así por ejemplo, comenzando por Buenos Aires, se le agrega por razones históricas a Nuestra Señora del Rosario que se venera en el Convento de Santo Domingo, el título de la “Reconquista”, por la protección a la defensa de Buenos Aires en las invasiones Inglesas de 1806-1807. En la ciudad de Córdoba, se la honra en el Convento de Santo Domingo, como “Nuestra Señora del Rosario del Milagro”, imagen llegada junto al Señor del Milagro de Salta, en el siglo XVI, como obsequio del Obispo Fraile Francisco de Victoria a las provincias mencionadas, ejerciendo su patronazgo sobre esta Arquidiócesis.-
En la Provincia de Jujuy, donde es la patrona principal, se le agrega el título “de Paypaya y Río Blanco”, por otra tradición del lugar que cuenta que la Virgen defendió a la ciudad de los ataques de los indios. Más recientemente desde 1983, en San Nicolás, Provincia de Buenos Aires, se le agregó este nombre ( el de la localidad bonaerense) a la advocación mariana, por supuestas revelaciones todavía en estudio por la Iglesia, invocándola la piedad popular como “Nuestra Señora del Rosario de San Nicolás”.-

En Tucumán

Así llegamos a San Miguel de Tucumán, y nos encontramos con “Nuestra Señora del Rosario la Milagrosa”, que también se venera en la única basílica de esta Arquidiócesis desde 1791, pero cuya pequeña imagen acompaña al pueblo tucumano desde los albores de su fundación en el siglo XVI. También es patrona de la antigua ciudad de Monteros, de Burruyacu, Mancopa y otras localidades del interior tucumano.
Veremos sintéticamente la historia de esta antigua imagen de Nuestra Señora del Rosario denominada “La Milagrosa”, que se venera en el templo de Santo Domingo, cuya devoción esta muy arraigada en Tucumán. Cuando comenzó la Evangelización de América, la Orden de Predicadores o dominicos no estuvo ajena a ella y llegaron a las regiones del Tucumán con la expedición de Juan Núñez de Prado en 1549; que se vería luego empañada a raíz de conflictos entre el conquistador y los primeros frailes, lo que ocasionaría “un largo paréntesis” en la actuación de los Dominicos en estas tierras.-
Recién en 1781 retornarían a estas regiones, con precisión a Lules, tomando posesión del mismo luego de la expulsión de los padres Jesuitas en 1767. En 1785 los Dominicos se instalarían en la ciudad en el actual lugar de calle 9 de julio segunda cuadra.-.
La Virgen del Rosario es la Patrona de la Orden de Santo Domingo, y éstos a donde misionaban llevaban su devoción, existiendo ya en Tucumán como se dijo precedentemente, una imagen de la Virgen que data de su época fundacional en Ibatín y se conserva hasta nuestros días. Esta imagen de la Virgen estuvo en siglo XVII según otras referencias en el siglo XVI, y “que es una de las imágenes más antiguas o lisa y llanamente, la más antigua que conserva Tucumán”.

La imagen y la tradición oral

Cuenta la tradición, que la imagen referida pertenecía a una india llamada Juana Paya que vivía en Ibatín, quien pidió a su marido que le trajera del Perú una imagen de la Virgen del Rosario. Luego la entregaría en custodia a los padres Jesuitas, quedando ella como servidora. Juana Paya se enfermó gravemente y obtuvo su curación por medio de la Virgen, según las crónicas. De ello fue testigo el padre Jesuita Francisco Prada.
Cuando se traslada la ciudad desde Ibatín hasta su actual emplazamiento en 1685, la imagen también es traída y los pobladores (según la tradición) la denominaban “La Milagrosa”, desde que tomó fama la curación de la nativa Juana Paya. Luego de la expulsión de los Jesuitas en 1767, la imagen será llevada a la Iglesia matriz, que será reclamada tiempo después por el fundador del convento Dominicano Fray Joaquín Pacheco en 1791. Desde entonces recibe culto público hasta el presente en la actual Basílica dominicana siendo su fiesta una de las mas tradicionales de Tucumán.-

PROF. ANGEL A. NUÑEZ MOLINA
Trabajo publicado en las Jornadas sobre la Generación del Centenario y su proyección en el NOA (1999) y en las 1º Jornadas de Historia de la Orden Dominicana (2003)

 

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