TATA DIOS SE ANDA QUEJANDO

El rancho que servía de capilla, se iba llenando de gente de toda edad. Viejas, paisanos y críos se apretujaban junto a la mesa que servía de altar y seguían en respetuoso silencio, la misa que sólo de tarde en tarde podía rezarles el cura de la Quebrada. Parroquia extensísima en medio de cerros y montes, y el pobre cura solo, con su destartalado Ford que hacía muchos años había dejado de ser cero km. Mientras en la ciudad se celebraba con pompa el Día del Seminario, él vivía la realidad cruda y agobiante de la falta de sacerdotes, por eso no le pareció descabellada la idea de hablarles sobre el tema a esas almas vírgenes donde no había llegado la malicia de la ciudad y donde el cumplir con Tata Dios era algo sagrado.

Comenzó la Homilía...

- Mis buenos hijos, Tata Dios se anda quejando...

- No ai ser Pagresito, a Tata Dios no le hace falta nada... y no se va a poné a quejarse de vicio, interrumpió un criollo de edad indefinida como su barba y el color de la camisa que llevaba puesta.

- Y sin embargo lo dice el Evangelio...

- ¿Lo qué?...

- Que viendo Tata Dios un hermoso trigal se quejó diciendo: "La mies es mucha pero los obreros son pocos, pidan al dueño del trigal que mande más piones pa' su campo..."

- Nai... entonces via sio que... le dentró lástima al ver que se desperdiciaba algún sembrao, por falta i piones... porque no es por alabarme... hay gente vaga que no quiere trabajar...

- Es que ese trigal... éramos nosotros. Sí. Cada uno de nosotros somos una espiga...

- Diande Pagresito... que a la Eleuteria que es más flaca que un silbido, le podamos decí... espiga... pase y vaya... pero al gordo Ciríaco que parece un buey de grandote que es, ¿ande le vido pinta de espiga, ah?... Alajita la espiga, mesejante cacho de hombre.

- No me refiero a la osamenta, retrucó el cura, sino al alma... (nuestras almas) son como inmenso trigal, del que Tata Dios anda interesao de que dé abundante cosecha de buenas obras... pero necesita piones que cuiden su campo... que preparen el terreno... que siembren, que rieguen.. que cosechen el buen trigo... ¿No se dan cuenta qué es lo que anda queriendo Tata Dios cuando se anda quejando de esa manera?.

- Si, contestó una vieja que recemos por los finaditos y por las almas que andan penando.

- De la Mama Virgen...

- Oiga Pagre cura, aura se le ha dao por hablá dificil, por qué no habla de la chupa... mi hombre ha comenzao a tomá de nuevo...

- Pero benditos, ¿qué han entendido Uds.?...

- Yo Tata cura... yo li entendio todito.

Los ojos de todos se clavaron en Juancho el arrierito, que quedó enmarcado por cincuenta miradas interrogantes...

- ¿Vos...? ¿y qué lo que entendiste, ah?

- Yo me quiero conchavar de pión.

- Ya me parecía que también vos me ibas a salir con un barbarazo...

- No pagresito, li entendío todito y bien entendío... yo quiero ser pión de Tata Dios pa' que no se le pierda la cosecha.

El cura abandonó el altar y se encaró con el chango.

- ¿Te das cuenta lo que quiere decir eso...?

- Ajá... se trata de ser pagre cura, no?, andar arriando la tropilla de los hombres para los potreros de Dios, es meterse por las quebradas para yevarle a Diosito a los enfermos, es cristianar a la gurizada y casoriar a los mozos... es domarle la hacienda chúcara que se anda desviando y...

- Basta... basta, entendiste... pero decime, ¿estás dispuesto a dejar todito por ser... pión de Dios... tu rancho... tu majada, el sembrao... tu tubiano?

- Ajá.

El cura apretó entre las suyas las manos callosas del arrierito... manos lindazas para sostenerlo a Cristo. Asperas como el leño de la Cruz.

- Y vos qué decís de lo que acaba de decir tu cachorro.

- Veia Pagre, yo soy muy criollazo... y no me entiendo de estas cosas... pero nunca i dejao a naides en la estacada... y si Tata Dios anda en un apurón no ai ser yo quien passe de largo y se precisa a mi chango... que se lo yeve como él me lo ha dao. Que le dé una manito a Dios si esa es su voluntar.

El cura volvió al altar para continuar la misa, se le nublaron los ojos y trastocaron sus oraciones, tenía un nudo grande en la garganta.

Juancho fue después al Seminario, anduvo pialando latines y declinaciones. Al cabo de los años volvió a la Quebrada convertido en ministro de Dios. El anciano cura que lo acompañaba en su Primera Misa comenzó el sermón diciendo:

- Tata Dios se anda quejando... pero aura un poquito menos proque ya tenemos otro cura en la Quebrada...

 

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CIRUJIA GAUCHA

Lo que pasa es que Uds. son unos maisitos de mazamorra... y se asustan por una simple pendisina, vieran visto lo que yo vide.

- Qué don Luna... cuente, cuente...

- Güeno, esto pasó hace una ponchada de años, cuando entuavia todito esto era una impresionante soledar. Juera del boliche y uno que otro rancho... leguas y leguas sin un alma... Como no teníamos capiya el Tata Cura se sabía pegar una semejante galopiada yendo de un lao pa'l otro cumpliendo con su misión.

Un güen día cayó también para el pago, por eso el pulpero puso un letrero que decía... "El domingo vaber tabiada, cuadreras y cura". En seguida comenzó a correr la bola de suerte que quienes se querían casoriar o bautizar algún chango o simplemente cumplí con Tata Dios y la Mama Virgen, comenzaron a cair con gran alegría del pulpero que se enyenaba los tiradores de patacones. El cura yegó al anochecer más muerto que vivo de tanto ginetiar... se tiró en un catre que le mingó al pulpero y se durmió como tronco.

Entre tanto en el mostrador, la gente tomaba de lo lindo... y entre trago y trago viene dos tipos se alzaron una macha de esas que no se empardan y comenzaron a insultarse fiero y tupido... y diai pelaron los  fierros y se armó una gresca flor a tajo limpio... cómo sería el abochinchamiento que despertaron al Padre Cura que se vino a bichar lo que pasaba... pero yegó tarde porque justito que él dentraba caiba antarcas uno con un mesejanto tajo en la barriga y con todas las achuras al intemperie.

- ¿Y qué hizo el cura?

- Nai, ai nomás se puso a dar máj órdenes que un comisario... Maver... traigan un porrón de ginebra... una aúja... una guitarra...

- ¿Que liba a cantar un bendito?, alajito...

- Qué béndito... ni ocho cuartos, si el otro estaba más vivo que la injusticia... nos lo hizo poner sobre una mesa y asujetarle bien... lo roció con ginebra en la herida... vieran oído ustedes, los gritos que pegaba el maula... mismo que un chancho... diai el cura le sacó una cuerda a la guitarra... la enebró en la auja y lo comenzó a coser como si juese una camiseta... pa' que les vua decí quel otro bramaba de dolor..., lo volvió a rociá con ginebra, le dio un taco para entonarlo y diai le vendó la herida con una tira y trapos que habían preparao unas mujeres comedidas...

- ¿Y sanó?...

- Nai no... ai anda vivito y coliando y cada vez que se rasca la herida le suena una vidala... es que el tata cura Bonacina era p ara nojotros cura, maistro, dotor y lo que tallase...

Minutos más tarde salía el facultativo de las casas, subía en su coche y se alejaba esquivando baches del camino...

- El caballo del Padre Bonacina galopiaba más mejor... y no levantaba tanta polvareda.

 

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