El rancho - Romance/Aire de milonga.
Letra: C. M. Servetti. Música: Alberto Merlo.

Tengo un rancho de totora
ataperao´ por el tiempo,
tirao´ a un lao´ de la güeya
que lleva a Carmen de Areco.

Son de adobe las paredes,
de adobe son los cimientos,
de tala son los horcones
y las cumbreras del techo.

Y pa que no me robe
el viento de los recuerdos
lo afirmé con cuatro cigras,
con estilos y con cielos,
y como no tuve paja
pa terminarle el alero
y me faltó entre otras cosas
las ganas de hacerlo y tiempo´,
cacé un puñao de ilusiones´,
me agencié de algunos sueños,
los mesturé con suspiros,
y se los puse de alero.

Ansí levanté mi rancho
ansí lo puse derecho,
a un costao de la güeya
que lleva a Carmen de Areco.

En él no me falta nada
aunque no me sobre un cuero,
tengo un buen horno, un fogón,
y catre pa dos tengo hecho,
porque nunca me ha faltao´
a quien arrimar los huesos,
privilegio de los zonzos,
que somos cortos de genio.

Varias cabezas de vaca
tengo pa hacerme de asiento,
y en las paredes, cencerros,
lazos, bolas y cabrestos,
encimeras y pegüales
forman tuito el ornamento.

Y en una esquina dormida
hasta que no la despierto
tengo una gaucha guitarra
que es pavada de instrumento.

Ni bien le pego un rasguido
parece que tiene adentro
cien azorzales encerrados
que se dispiertan riyendo
y que juyen por sus notas,
cara al sol y pecho al viento.

De cuando en cuando uno de ellos
se para en el clavijero,
pa´ leer la cinta bordada
que una morocha le ha puesto
y dice Dolores Funes
a quien me ha robao´ el sueño´.

Todo eso tengo en mi rancho
y algo más que no me acuerdo,
en él son bien recibidos
amigos y forasteros,
los primeros por ser tales
los segundos por aquello,
de que en el rancho de un criollo
a naide le falta un cuero,
en que tirarse una noche,
ni un pedazo de asao´ tierno,
ni un gollete a que prenderse,
si no mezquina al garguero.

Si pasa por él, amigo,
apéese sin recelo,
va a entrar al rancho de un criollo,
más servicial que un yesquero.

Es un rancho pobretón
pero adentro hay un entero.
Lo hallará a un lao´ de la güeya
que lleva a Carmen de Areco.

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